domingo, 23 de julio de 2017

Un cuento de "El imaginario"



     Os dejo con uno de los cuentos y su ilustración, para que podáis ver de que trata el libro. Los diecisite cuentos que lo engloban van dirigidos al público infantil a partir de 10 años, y está dentro de la colección SURICATAS de la editorial BABIDI-BÚ. Son cuentos entrañables narrados a partir de situaciones cotidianas de la vida, en la que el factor imaginación transcurre en todos ellos, con una dosis de valores que no dejará indiferente al lector. 
   Para abrir un poco ese mundo, aquí os dejo uno.
   Animaos a entrar en él.
   Un cuento que fomente la lectura, la imaginación, y sobre todo la pasión por vivir nuevas aventuras.


En el circo



Ilustración de Fernando Martínez


     En el circo los acróbatas saltan, hacen giros mortales, se suspenden en cuerdas y danzan encima de alfileres. Desfilan todo tipo de animales, caballos, leones, tigres, osos, monos, cocodrilos, jirafas y algún dinosaurio que es de mentira.
    En la habitación de Noelia todo esto ocurre en menos de un segundo; en cuanto entra, se quita las zapatillas, se mira en el espejo que hay colgado en la pared, estira los brazos colocándose de puntillas, y danza hasta coger el gorro de cartulina roja y verde que se hizo para ser la más espectacular y famosa mujer que danza sobre la cuerda floja. Su habitación desaparece cuando comienza a soñar que está en un circo. Las paredes se transforman en gradas, el techo se eleva y pasa a ser una gran carpa en la que una gran cantidad de público asiste al más grande y mejor espectáculo del mundo.
   —¡Atención!, niños y niñas, adultos y ancianos, hombres y mujeres de todas las razas. Hoy está en la ciudad el mayor circo de todos los tiempos: el Simbólico Circo Acróbata donde todo es posible. Vengan y vean nuestro espectáculo, no saldrán decepcionados —dice Noelia con un megáfono hecho con un periódico doblado en forma de cono, que sostiene en la mano por las calles de su imaginaria ciudad, a la vez que baila y danza al ritmo de la música circense.
    Tambores, trompetas y flautas suenan sin parar. El espectáculo está asegurado.
   A las cinco de la tarde, cuando las puertas del circo se abren, suena una música pegadiza y contagiosa. Ella se prepara con cautela, respira profundo, se concentra y sale a la pista para entregarlo todo a su devoto público. Redoblan los tambores, la tensión se inicia en el momento en que pisa un extremo de la cuerda y camina erguida con una barra larga y pesada entre las manos para no perder el equilibrio. Mira al público, lo saluda. Avanza sigilosa con pasos firmes sobre la cuerda tensa. Uno, dos, tres… Cuando llega al otro extremo, los aplausos suenan en toda la carpa, y Noelia baja feliz hasta la pista para saludar al devoto público.
    —Gracias, gracias —dice mientras saluda. Al acabar la llevan fuera de la pista.
     A partir de ese momento el espectáculo del circo sigue su camino. Aparecen perros, gatos, caballos y algún que otro cocodrilo. Hombres gigantes, mujeres barbudas, payasos, el hombre bala, la niña tortuga, un payaso de piernas gigantes, acróbatas, enanos y saltarines.
    A Noelia le gusta saltar encima de la cama elástica, es una de sus opciones preferidas. Después de la actuación en la cuerda floja, hace volteretas en el aire y dobles pasos mortales.
«¡Ale hop!», se escucha al redoblar los tambores.
    Cuando siente la puerta de la habitación abrirse, su mundo de ilusión se desvanece de golpe, y no es la primera vez que ocurre: su madre se asoma para ver cómo van las actuaciones. Si la ve saltar encima de la cama, le llama la atención.
     —Mamá, puedes ponerte ese gorro amarillo —le señala la percha donde está colgado—. Seremos las mejores protagonistas de este gran circo.
    Noelia enseña a su madre dónde están los camerinos para cambiarse. Le ayuda con el maquillaje y la lleva hacia la pista. Sabe que volver al circo es cuestión de segundos, cerrar los ojos e imaginar escenas. Unos buenos atuendos son suficientes. Caracterizarse: peluca, bigote, pantalones de colores, una enorme nariz, gran corbata, zapatos de gigante y una gran dosis de humor. En su circo ella dirige todas las actuaciones y nunca ha tenido miedo a los grandes animales salvajes. Lo único que nunca le gustó fueron los camellos por las jorobas, ni las ratas por su gran cola. Sí, hay una actuación de ratas que saltan un aro en llamas. También ha entrenado a pulgas para hacer un doble salto mortal encima de un vaso de agua. Y ha enseñado a un caracol a correr más que una liebre.
    Noelia sabe que el circo siempre la espera. Mañana, con más energía, hará otra gran actuación en la que mostrará sus dotes de acróbata. Es lo que ella quisiera ser un día.


     Ya sábeis. Si queréis adquirirlo, lo podéis comprar en cualquier librería física, o a través de las diferentes plataformas de internet, la Casa del libro, el Corte Inglés, Fnac...

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